
Si el prepucio de tu bebé no ha bajado o quieres evitarle infecciones, no hay necesidad de una cirugía ni de lastimarlo. A su cuerpo no le sobra nada.
La circuncisión es un tema que todavía genera dudas y mucha controversia.
Las razones para realizarla van desde un sentido de identidad con el padre circuncidado, hasta un tema de higiene y protección contra enfermedades de transmisión sexual y de vías urinarias.
Si estás en el dilema de circuncidar o no a tu bebé, el primer paso para tomar una decisión es informarse adecuadamente. Empecemos por conocer qué es el prepucio: la piel especializada que cubre y protege la cabeza del pene (llamada glande). Lo que muchos no saben es que esta piel es un órgano que tiene funciones erógenas y de protección del pene, además de que, al parecer, juega un papel importante en la reproducción. El prepucio no es una piel excedente, ni un órgano extra en nuestro cuerpo. La Naturaleza no se equivoca. No tenemos cosas de más para después ser retiradas quirúrgicamente. Aunque aparentemente innecesarios, los párpados, por ejemplo, tienen más funciones que cubrir los ojos. Así también el prepucio.
De hecho, conservar el prepucio es de gran ayuda en la malformación más frecuente del pene, la hipospadia, que afecta a uno de cada 250 niños mexicanos. En esta malformación, la abertura de la uretra (el orificio que tiene el pene para orinar y eyacular) no se encuentra en la punta, sino en algún lugar entre la parte inferior del glande y el escroto. Para los niños con hipospadia, el prepucio es un gran aliado, pues permitirá reconstruir la estructura que no se formó. Situación imposible si desde recién nacido ese bebé con hipospadia fue circuncidado.
Indicaciones médicas para hacerla
Realmente son infrecuentes y poco comunes: cáncer de prepucio, liquen de prepucio (se muestra blanco y duro) y balanitis xerótica obliterante (se manifiesta con manchas blancas en prepucio y glande, y un anillo blanco endurecido en la punta). Pero hay una indicación desafortunada de la circuncisión: cuando es necesaria como consecuencia de la mala práctica de descender el prepucio a la fuerza.
En varias ocasiones, he escuchado la triste historia de cómo, en algún consultorio, bajaron a la fuerza el prepucio de ese bebito de meses, haciéndolo llorar e incluso sangrar. Con esto el prepucio es lastimado y la inflamación genera adherencias que impiden que éste baje. Si no puede ser devuelto a su posición normal, estrangula al pene cortando la circulación sanguínea y poniendo en peligro al pene. Esta emergencia médica se conoce como parafimosis y la solución es circuncidar.
¿Y si el prepucio no baja por completo?
Fimosis significa justamente eso: cuando el prepucio no baja por completo. Nueve de cada 10 recién nacidos la tienen y es normal. Mientras la uretra sea visible y el bebé pueda orinar sin problema, no debemos preocuparnos de nada. La indicación es bajar el prepucio hasta donde sea posible sin forzarlo y sólo para lavarlo.
Entonces, ¿hasta cuándo es normal que baje el prepucio totalmente? En el 50% de los niños, el prepucio desciende antes de los 6 años de edad, pero en el otro 50% se tarda un poco más de tiempo, sin que esto genere molestia, hasta la pubertad o la adolescencia. Así que digámosle adiós a la angustia y, sobre todo, a la cirugía.
Ahora bien, si el hecho de que no baje el prepucio le confiere alteraciones para orinar, no se vale descenderlo a la fuerza. Mejor llévalo a consulta con el experto: un urólogo pediatra. De hecho, la mayoría de las veces el tratamiento será médico, con cremas dirigidas a ayudarle a descender el prepucio, y sólo si es necesario, el urólogo pediatra te sugerirá un procedimiento quirúrgico.
La sugerencia es que no expongas a tu pequeño a ser lastimado. Están prohibidos los famosos ejercicios para bajar el prepucio y que el glande se vea. Sólo pueden ser realizados por dos personas: su pareja o él mismo. Nadie más. Por lo tanto, no corras prisa. Recuerda que el prepucio de tu hijo bajará cuando tenga que bajar, ni antes ni después.
¿Se previenen infecciones con la circuncisión?
Para evitar una sola infección de vías urinarias, se deben hacer de 111 a 125 circuncisiones, según la literatura científica. Lo que he observado en muchas mamás por primera vez es que no quieren tocar el pene de sus hijos, por temor a lastimarlo. Esta conducta impide una buena higiene, aumentando el riesgo de infecciones urinarias, y nos hace creer que circuncidar su pene es la mejor opción.
El cuerpo es sabio y sabe cómo mantener limpia la parte del glande que está cubierta todavía por el prepucio. Nuestra función como padres es retraer el prepucio sin fuerza y hasta donde sea posible para lavar el glande. Si tienes dudas de cómo hacerlo, no sientas pena de consultar al pediatra.
Parece innecesario exponer a tu hijo a una cirugía que del 2 al 10% de los casos presenta complicaciones a corto, mediano o largo plazo. Una buena higiene es mejor opción, ¿no crees?
En cuanto a evitar infecciones de transmisión sexual, la cuestión no está en quitar el prepucio, sino en enseñarles a nuestros hijos a cuidar y respetar su cuerpo, así como el de los demás. Toma un poco más de tiempo y esfuerzo de nuestra parte que una cirugía, pero bien vale la pena.
Perfecto tal cual es
Si los motivos para circuncidar a tu bebé son religiosos, culturales o personales, tu decisión es totalmente respetable. El objetivo de este artículo es aclarar que no hay una razón médica preventiva para hacer circuncisiones a los niños en general. El cuerpo es perfecto tal y como es.
En palabras del urólogo pediatra Fernando González Ledón, “somos la voz de quien no puede hablar; protejamos y defendamos el prepucio”. Puedes encontrarlo en Facebook: @Uroped o en el teléfono 55 6816 6222.