
Queremos que te convenzas de que darle pecho a tu bebé es la mejor decisión que podrás tomar para regalarle salud, defensas, inteligencia y todo tu amor.
La maravilla de la leche materna es que el mundo sería más sano, más inteligente y tendría más igualdad si los bebes recibieran sus ventajas. De hecho, la lactancia materna es la estrategia en salud que mayor número de muertes puede prevenir en menores de 5 años a nivel mundial (hasta un 13%), incluso más que las vacunas que bajan el riesgo en un 4%.
¿Y en cuanto a enfermedades? Está comprobado que la leche materna reduce la presencia de enfermedades agudas, como la diarrea infecciosa que disminuye en 64% si el niño es amamantado, las gripes bajan en 63% si la mamá lacta por 6 meses seguidos y la neumonía en 72% con un periodo de lactancia de 4 meses. A largo plazo, su impacto también es impresionante: con la lactancia, la obesidad se ve reducida en un 24%, la enterocolitis necrosante en 77% ¡y la muerte súbita de lactante (conocida como muerte de cuna) en 36%!
Otro dato contundente: más que demostrado está que la alimentación con leche humana aumenta en promedio el coeficiente intelectual en 3.44 puntos (y hasta 3.8% si el bebé recibe pecho más de 12 meses, comparado con los bebés que recibieron menos de un mes).
Ahora veamos los beneficios para la mamá: disminuye el riesgo de cáncer de mama en un 28% y el cáncer de ovario en 21% con una lactancia continuada durante un año.
A pesar de las bondades evidentes, en todo el mundo menos del 35% de los niños de 0 a 6 meses de edad son alimentados en forma exclusiva al pecho. ¿Y en México? Sólo 14 de cada 100 niños son amamantados en sus primeros 6 meses sin otro tipo de alimentación, aunque una encuesta de UNICEF arrojó una cifra de 30.8% en 2015, lo cual suena muy esperanzador para nuestro país.
Recuerda que la Organización Mundial de la Salud y UNICEF recomiendan la lactancia en forma exclusiva durante los primeros 6 meses de vida y continuarla hasta los 2 años en combinación con otros alimentos
Importantísimo: contacto temprano y alojamiento conjunto
Una vez que el bebé nace es fundamental el contacto temprano con la mamá y, cuando sea posible, la participación del papá para establecer el vínculo madre-hijo-padre. Esta práctica fortalece el apego, regula la temperatura del niño y en prematuros mejora la estabilidad cardiaca y respiratoria.
Algo vital: el inicio inmediato de la lactancia materna. En parto y aún en cesárea, se recomienda que el bebé sea colocado piel a piel con su mamá y ahí, con ella, sea limpiado y secado, mientras le da calor con su cuerpo.
La técnica adecuada
Para lograr un buen prendimiento del bebé al pecho:
- La cara del pequeño tiene que estar frente al pecho y su estómago de preferencia frente al de la mamá.
- Su oreja, hombro y cadera deben formar una línea.
- Los hombros de la mamá tienen que estar relajados y la espalda totalmente apoyada a más de 90 grados.
- La transferencia de leche se da mejor con una posición apropiada. La postura que más facilite que el bebé se prenda correctamente al pecho varía de mamá a mamá. ¡Elige la tuya y altérnalas! Puede ser la clásica sentada, acostada o de balón con las piernas del niño pasando por debajo de tu brazo.
¿Cómo saber que se está dando una transferencia adecuada de leche? Revisa estos signos:
- La boca del bebé tiene que estar bien abierta, abarcando el pezón y parte de la areola, con los labios evertidos (en forma de pececito) y el mentón apoyado en el pecho.
- Las mejillas no deben hundirse durante los movimientos de succión y el niño no debe hacer un ruido como chasquido. De ser así, recolócalo.
- Tiene que escucharse que el bebé traga la leche con un ritmo sostenido y con pausas.
- Tus brazos y manos necesitan estar relajados. Puedes apoyarlos en un cojín o almohada.
¿Está comiendo bien?
- En los primeros días de vida, el bebé querrá comer cada dos, tres o cuatro horas.
- En el primero y segundo, el pequeño presentará una o dos orinas y una o dos evacuaciones oscuras (es el meconio o las heces que quedan del embarazo).
- El tercer día mojará el pañal de 4 a 6 veces entre evacuaciones verdosas y pipí.
- A partir del cuarto día de vida, mojará de 6 a 8 pañales diariamente. La popó debe ser de color amarillo o verde claro, lo cual permite suponer que está bien alimentado.
La leche materna no siempre es igual
Para el recién nacido, la mamá produce calostro durante los primeros tres o cuatro días, un líquido viscoso de tono amarillento que es rico en inmunoglobulinas, proteínas, vitaminas, sodio y zinc, o sea, una vacuna muy poderosa para el niño.
Luego sigue la leche de transición (entre los días 4 y 15 después del nacimiento) que contiene hidratos de carbono, grasas y vitaminas hidrosolubles. Posteriormente llega la leche madura con niveles más estables de nutrimentos, la cual se prolonga durante meses y se ajusta a las necesidades del bebé en cuanto a edad, hora del día y clima.
¡El cuerpo de la mamá es sabio y mágico al producir leche! Por ejemplo, las tomas de la noche (antes de dormir) tienen más grasa para que el bebé se llene mejor y duerma más. Se sabe también que en temporadas de calor contiene más agua.
Recomendaciones prácticas
- Ofrécele a tu bebé un pecho hasta que ya no haga el movimiento de succión-deglución. Esto llevará en promedio entre 10 y 30 minutos.
- Es importante que reciba la leche del final de la toma porque es rica en grasas, le aportará mayor cantidad de calorías y se sentirá satisfecho para dormir mejor.
- Recuerda que cada bebé es único y tiene un apetito diferente. Algunos se llenan en 10 o 20 minutos; otros necesitan hasta media hora.
- No siempre tendrá que comer de ambos pechos en cada toma, especialmente en sus primeros días. Dale de comer lo que pida.
- Cuando ya coma más, hazlo eructar después de que termine la toma de un pecho, cambia su pañal para que se mantenga despierto y entonces ofrécele el segundo pecho. Luego ayúdalo a eructar y déjalo dormir.
- No limites su tiempo de comida y no olvides que a mayor succión, mayor producción de leche.
Amamantar no debe ser doloroso
Lo fundamental para evitar el dolor es una buena colocación desde la primera vez. Si hay un dolor intenso o salen grietas, quiere decir que el bebé está mal colocado. Por ejemplo, puede ser que esté tomando sólo el pezón, siendo que tiene que abarcar el pezón y la areola, de tal manera que éste quede en la parte trasera de su paladar.
¿Te duele amamantar? En ese instante retira suavemente a tu bebé y vuelve a intentar una colocación adecuada con las recomendaciones que te dimos. Tú y tu bebé necesitan disfrutar la lactancia sin molestias, a fin de que tu leche fluya sin obstrucciones y cada toma sea un momento que los conecte emocionalmente de por vida.