
La piel
Comencemos por definir la palabra ‘piel’: es el órgano más grande y extenso que constituye el cuerpo del ser humano, es una membrana delgada pero muy resistente y elástica, formada por células que se agrupan para cubrir y agrupar todos los órganos internos. Este proceso se inicia desde antes del nacimiento.
La piel se constituye básicamente por 3 capas y una gran cantidad de anexos:
- Epidermis: es la capa externa que se renueva constantemente por la exfoliación natural de las células superficiales.
- Dermis: es la capa intermedia conocida también como corión, donde se encuentran los vasos y abundantes terminaciones nerviosas, que se unen con la hipodermis.
- Hipodermis: es la capa interna o más profunda (subcutánea) compuesta por tejido conjuntivo y tejido adiposo.
La epidermis y dermis conforman el cutis, o lo que conocemos como ‘piel’ así como algunos órganos anexos tales como el pelo, las uñas y algunas otras glándulas. Las principales funciones de la piel son proteger al organismo contra diversos virus, hongos, bacterias y radiación solar, además de que regula la temperatura corporal y la sensibilidad.
La delicada piel del bebé
La formación de la piel se inicia desde la tercera semana del embarazo, y se encuentra cubierta por una fina capa de cebo llamada vérnix, su función es proteger al bebé del líquido amniótico mientras se encuentra en el útero, posteriormente protegerá su delicada piel del medio ambiente días posteriores a su nacimiento. Generalmente insistimos en retirar el vérnix o esta capa de grasa en cuanto nace el bebé, sin embargo no es recomendable hacerlo, ya que este unto sebáceo lo protege e irá desapareciendo con los primeros baños del recién nacido.
La piel del bebé al momento de nacer es muy rojiza y además comúnmente nacen con vello muy fino, también conocido como lanugo, en el cuero cabelludo, espalda, hombros, la frente e incluso mejillas, es más común en bebés prematuros o que nacen antes de término, este fino vello desaparecerá a las pocas semanas de su nacimiento. A los pocos días de vida, la piel puede presentar escamas, resecarse y aclarar un poco su tono, es notable el enrojecimiento en sus labios y manitas cuando el bebé llora o tiene frío.
Algunas recomendaciones para mantener sana la delicada piel del bebé son básicamente higiene e hidratación:
- Mantenerlo seco y cambiarlo de pañal frecuentemente para evitar el contacto de la orina con la piel, si usas toallitas húmedas es importante esperar a que seque antes de ponerle el nuevo pañal.
- Secarlo muy bien después del baño, sobre todo los pliegues de la ingle, axila, brazos y piernas.
- Lavar su ropita nueva antes de usarla, de preferencia por separado y enjuagarla 2 veces para que no quede residuo de jabón.
- Utilizar productos hidratantes dermatológicamente probados, específicos para recién nacidos, sin perfume y libre de parabenos, que básicamente son conservadores sintéticos y artificiales que algunos productos de la industria cosmética utilizan.
Los bebés y los rayos del sol
Uno de los factores que hay que cuidar mucho en los bebés es la luz solar directa. Desde el nacimiento y hasta los 6 meses de edad, es preferible nunca exponerlo a los rayos del sol de manera directa, aunque sí es recomendable darle baños de sol a través de la ventana de la casa y no cuando los rayos son más intensos, es decir nunca entre las 11 de la mañana y 4 de la tarde. Diez minutos de exposición al día (5 minutos bocarriba y 5 minutos bocabajo), son suficientes para evitar que la pigmentación de su piel se torne amarillenta por la falta de vitamina D la cual le ayuda a fijar el calcio en sus huesos.
Después de los 6 meses de edad, al estar al aire libre, ya sea en la ciudad o en la playa, el mejor protector contra los rayos del sol es la ropa y mantenerlo en la sombra, sobre todo en las horas en que los rayos del sol son más fuertes como ya lo mencionamos entre 11 de la mañana y 4 de la tarde, incluso en días nublados. En los días calurosos es recomendable vestirlo cubriendo sus brazos y piernas con ropa de algodón muy ligera y quizá usar una gorra para proteger su cara. Es recomendable el uso de protectores solares siempre y cuando sean especializados en la delicada piel del bebé, libre de parabenos y fragancias, basta poner pequeñas cantidades para cubrir su cara, pies y manos que queden expuestos al sol.
Lo más importante mientras proteges su delicada piel, es establecer en estos momentos de convivencia a la hora del baño, al pasear y darle masajes, es un enlace mutuo de caricias y miradas ya que un hijo es definitivamente nuestro mejor regalo.