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El máximo potencial de tu hijo

La vida plena y el éxito en la vida se forjan desde la temprana infancia adquiriendo ciertas habilidades emocionales y sociales. ¿Las estás transmitiendo como mamá?

Mucho se ha dicho sobre preparar a los niños para el futuro, al grado de desvirtuar esta idea y hacernos pensar que trabajar desde la infancia sobre un porvenir exitoso puede llevarnos a criar pequeños adultos, con horarios restringidos y múltiples actividades que los llenarán de agobio y estrés. Sin embargo, esto es más sencillo de entender si pensamos en estrategias que los ayuden a ganar autoconfianza para desarrollar su máximo potencial.

Tanto en el ámbito personal como el profesional, la socialización y el óptimo manejo de las emociones forman una amalgama que ayuda a dar buen cauce a los retos del día a día, así como a gestionar relaciones y negociaciones que permitan cumplir objetivos comunes y hasta metas personales. Estas son habilidades que parecen propias de la vida adulta, pero son pilares que van construyéndose desde la infancia.

La idea queda más clara cuando nos detenemos a pensar en nuestras relaciones cotidianas en el hogar y en el trabajo, y la forma en que ponemos en práctica habilidades como trabajar en equipo, comunicarnos efectivamente, tomar decisiones mediante el análisis de posibles consecuencias, ser empáticos con los demás y tener capacidad de controlar nuestro comportamiento impulsivo, entre otros. Y es que estas características son el punto de partida para el éxito de las óptimas relaciones interpersonales, que a su vez nos abren panoramas de soluciones en términos de saber analizar problemas o retos para diseñar soluciones y caminos de acción. Lo maravilloso es que puedes empezar a trabajar con tu hijo para ayudarle a desarrollar estas habilidades que le permitan encontrar su potencial en estas áreas.

Mensajes clave en su infancia

Uno de los principales puntos es generar en los niños autoconfianza que los hará personas seguras de sí mismas y capaces de aprender de sus errores, de ser tenaces y persistentes; en resumen, capaces de desarrollar su máximo potencial para lograr sus propios objetivos o metas en común.

¿Cómo hacer que tu hijo crea en sí mismo sin caer en el límite de ser egoísta? Una buena estrategia es transmitir mensajes para hacerlo consciente de que:

  1. Es amado.
  2. Existen límites aceptables en su comportamiento.
  3. Habrá consecuencias al salir de esos límites.
  4. Vivimos en un mundo lleno de otras personas y todos merecen nuestro respeto.
  5. No siempre se van a cumplir nuestros deseos.
  6. Hay que compartir todos los recursos.

Estos conceptos tienen que ver con valores como la empatía, paciencia, perseverancia y el sentido de comunidad. Tomemos en cuenta que, al referirnos a la transmisión de mensajes, no se trata sólo de mencionarlos de forma verbal, sino de hacerles vivir todo esto. ¿Cómo? Mediante un esquema de disciplina personal y autorregulación en un marco de valores, desarrollando habilidades de inteligencia emocional que se vayan integrando en la formación del niño, mediante la experiencia y la convivencia diaria, pero sobre todo el ejemplo.

La disciplina personal, en este caso, tiene que ver con formar hábitos para el cumplimiento de actividades diarias como la higiene personal, la comida, el sueño y la actividad física, acciones que son necesarias para la salud y el bienestar, y que, por lo mismo, necesitan un orden y una programación.

Por su parte, la autorregulación tiene que ver con lo que se conoce en psicología como manejo efectivo del comportamiento impulsivo, como en el caso de los berrinches. Esto es ayudar a los niños a guiar adecuadamente sus emociones cuando se sienten frustrados, enojados o llenos de rabia. Trabajar en estos aspectos les ayuda a afrontar diferentes circunstancias desde un ángulo propositivo.

La gran tarea de hacerlo consciente

Otro de los elementos que entran en esta amalgama es lo que llamamos el manejo efectivo de la gratificación demorada, o sea, aprender a ser pacientes y perseverantes. Desarrollar estrategias para aprender a esperar es una habilidad que los niños pueden desarrollar mediante el ejemplo y ayudándoles a comprender el tiempo que conlleva cada proceso.

Por otro lado, está la tarea de hacerlos conscientes de los demás y tener empatía y sentido de comunidad: “Jugamos, compartimos y nos ayudamos”. En la medida en que el niño haga conciencia de que existen límites, será capaz de autorregularse y tendrá la autoconfianza suficiente para tomar sus propias decisiones, además de proponer soluciones prácticas a las diferentes circunstancias que le tocan vivir cada día durante la niñez y en el transcurso de su vida adulta.

¿Cómo introducir a tu hijo en el manejo de estas habilidades? Aquí algunas estrategias:

  1. Sé un buen ejemplo de alguien que sabe compartir, escuchar y colaborar con otros.
  2. Establece lo que esperas de su comportamiento, los límites y las consecuencias.
  3. Enséñale a tener paciencia con los retos diarios, sin que pierda de vista la meta.
  4. Ayúdale a encontrar formas de manejar la frustración para que no llegue a situaciones como el berrinche.
  5. Enfócate en la conducta, no en juzgarlo como persona.

Recordemos que el máximo potencial de nuestros hijos se forja desde su hogar y desde los primeros años de vida. Si logramos formar niños que se comuniquen eficazmente, hábiles en el manejo de sus emociones y capaces de ver los retos como oportunidades tendremos adultos con una vida plena, donde el éxito será más alcanzable.

webmaster.olamedios23@gmail.com

Especialista en desarrollo infantil. Fundadora y Directora General de Servicios Educativos para el Desarrollo Infantil (SEDI). www.sedi.edu.mx

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