
¿A veces las dificultades te rebasan y ya no quieres luchar para resolverlas? Quizá sea momento de “meter al gimnasio” a esa virtud que puede impulsarte.
Qué cantidad de retos y dificultades hay que vencer para ser mamá, comenzando desde el embarazo, pasando por el parto y después con los años de crianza y educación. Sin duda, ser mamá por primera vez es un reto de perseverancia.
En la vida —y particularmente en el rol de mamá— hay una infinidad de obstáculos. Algunos de ellos son naturales, como el horario de una mamá que trabaja o la falta de voluntad de un bebé por comer sólidos a la primera o dormir toda la noche. Otros son creados por acuerdos sociales y creencias, por ejemplo, vencer el obstáculo de las visitas excesivas o inoportunas a casa por parte de familiares y amigos.
Hay mamás por primera vez que desarrollaron o siempre han tenido una perseverancia fuerte, por lo que nunca se dan por vencidas y a veces hasta disfrutan de superar los impedimentos. Por otro lado están quienes la pasan muy mal enfrentando inconvenientes.
Por supuesto que ciertos obstáculos son muy difíciles de vencer y resultan sumamente demandantes, como situaciones económicas adversas, la enfermedad de un familiar cercano o problemas escolares de los hijos. La perseverancia es capaz de sacarnos adelante al enfrentar situaciones de ese tipo.
4 señales de falta de perseverancia
- Experimentar emociones negativas cuando se afrontan dificultades o contratiempos
- Darse por vencida
- Sentirse derrotada
- Perder la voluntad de luchar
El lado oscuro de perseverar
La perseverancia es una de las virtudes más celebradas en el hemisferio occidental. A diferencia de las culturas orientales que promueven la paciencia, la humildad, la aceptación y la compasión, en este lado del mundo se sobrevalora la perseverancia. Sin embargo, esta virtud puede ser una característica peligrosa cuando la mamá intenta cambiar lo que no se puede o lo que a ella no le corresponde modificar.
Mucha perseverancia y falta de paciencia juntas pueden llevar a un aprendizaje forzado para el bebé; por ejemplo, presionarlo para que deje el pañal antes de tiempo, lo cual representará un episodio tortuoso, o forzarlo a que más adelante practique un deporte que no le gusta, causando el total desinterés y rechazo del niño hacia la actividad física, cuando tal vez su inclinación natural sea artística.
Así, una perseverancia muy fuerte con virtudes débiles como la paciencia, humildad, aceptación o compasión puede causarles muchos problemas a la mamá por primera vez y a sus hijos.
Buscando el equilibrio
Si nivelas la perseverancia con humildad, aceptación, paciencia y compasión, seguirás persistiendo en tus responsabilidades y venciendo obstáculos. Al mismo tiempo, podrás aceptar que hay situaciones que siempre van a ser como hoy son o que les toca a otros cambiar.
Las creencias de la familia política con las que estás en desacuerdo o algunas tareas que asignan a tus hijos en la escuela son ejemplos de situaciones que no te corresponde modificar, por lo que tendrás que aceptar que así van a ser. En tanto no te corresponda cambiarlas, te conviene aceptarlas.
¿Tu hijo tiene perseverancia débil? Podrías crearle mucha frustración tratando de acelerar demasiado su aprendizaje. Por otro lado, la falta de perseverancia en la mamá llega a crear grandes problemas. Cuando ella se rinde fácilmente, puede confundir o desencantar a sus hijos, haciéndoles pensar que no vale la pena luchar por lo que importa. Si uno de sus hijos tiene la perseverancia muy fuerte pero ve a su mamá continuamente derrotada hasta por obstáculos más o menos sencillos, podría disminuir su admiración hacia ella y esto deteriorar su relación. ¿Entonces qué hacer?
En caso de que hayas detectado que necesitas desarrollar tu perseverancia, de manera voluntaria tendrás que enfrentar riesgos intranscendentes que gradualmente se incrementen. Aquí algunos ejemplos que pueden ser útiles para entrenar la virtud de la perseverancia:
- Estacionar el auto en el lugar difícil de la cochera.
- Tratar de cortar algún alimento con un cuchillo sin filo.
- Reparar algo en la casa para lo cual no se tiene la habilidad.
Practicar venciendo obstáculos no importantes ayuda a que te vayas acostumbrando a enfrentar después obstáculos más difíciles e importantes. La vida siempre le demandará a una mamá cierto nivel de perseverancia. Mientras más temprano la desarrollen tú y tus hijos, menor frustración experimentarán cuando enfrenten los obstáculos naturales de la vida.