Home / BEBÉ  / Los efectos de sobreproteger

Los efectos de sobreproteger

¿En qué momento se rebasa la línea entre los cuidados sanos y la protección excesiva? Podemos saberlo en la conducta dependiente y egoísta de un niño.

Cuando un bebé nace, tal vez todos tenemos ganas de cuidarlo y protegerlo al extremo. Queremos que esté saludable, limpio y contento. Se trata de un instinto maternal, parental y hasta de los abuelos o la familia extensa. Esto es algo no sólo natural, sino muy importante cuando se trata de un bebé de meses porque depende por completo de alguien mayor. Pero ¿qué cambia cuando nuestro hijo empieza a mostrar signos de independencia, aunque sean incipientes?

Muchos padres tienden a seguir protegiendo a los niños de todo, aunque hasta cierto grado es normal y hasta benéfico. Sin embargo, exagerar en la protección resulta contraproducente. Por ejemplo, el bebé empieza a desplazarse por sí mismo y alguien lo transporta hacia donde quiere ir, sin esperar a que lo intente y con ello ejercite sus habilidades. Hay veces que, si le ayudamos al niño, en realidad lo “des-ayudamos” e incluso se corren varios riesgos:

  • Podría llegar a retrasarse su desarrollo físico, intelectual y emocional, ya que, si le facilitamos todo, puede desmotivarse para mostrar iniciativa y esforzarse, para pensar cómo resolver un reto, para ensayar y lograr avances en su aprendizaje. Las abuelas dirían que puede hacerse flojo, en pocas palabras.
  • Es posible que se vuelva demasiado dependiente de quien le resuelve todo.
  • La tolerancia a la frustración es mucho más baja en un niño sobreprotegido, un aspecto que puede agravarse. Alguien que crece con baja tolerancia a la frustración va a sufrir mucho. Sólo hay que imaginar en el futuro al niño haciendo berrinche hasta por la última cosita que no puede obtener en el momento que lo desea. Al principio será un pequeño muy demandante, pero después le costará mucho resolver problemas por sí mismo.
  • Hacia la etapa escolar se le está predisponiendo a que otros niños abusen de él o ella (bullying), pues a veces la sobreprotección no enseña a tener caídas propias o pequeños fracasos, los cuales son un entrenamiento para defenderse y sobreponerse, o bien, puede volverse un abusador porque ha crecido demasiado respaldado por sus padres para ser intolerante y demandante.

De la dependencia al egoísmo

En el mundo de las relaciones sociales, la sobreprotección influye en la formación de “malas relaciones” por parte de los niños, adolescentes y luego adultos que creen que se merecen todo y los demás nada. Podrían convertirse no sólo en personas muy dependientes, sino con bajas expectativas de sus capacidades y objetivos en la vida.

Además, sobreproteger contribuye a volver egoísta a un niño, con todo lo que esto conlleva. El egoísta se vuelve solitario, insatisfecho, malhumorado, insoportable. No suele desarrollar la suficiente empatía y cree que el mundo debe girar a su alrededor. En casos extremos puede volverse narcisista.

Tal vez todo lo anterior suene exagerado pero, si lo pensamos, sería muy aconsejable no sobreproteger nunca a un hijo, incluso si tuviera algún tipo de discapacidad o enfermedad. Lo mejor es animarlo y motivarlo a que logre lo que quiera, confiando en que puede hacerlo. Tenemos la prueba de que funciona en personas que llegan muy lejos aún con una discapacidad.

6 formas de dejarlo ser

Ahora bien, ¿cómo evitar ser sobreprotectora con tu hijo? Nadie tiene por qué saberlo todo. Aquí algunos consejos:

  1. Desde bebé, en cuanto empiece a tratar de arrastrarse, gatear o acercarse hacia algún objeto, motívalo y aplaude sus intentos. Si trata de levantarse sostenido de algo, sólo cuida que no se lastime, pero no le ayudes a la primera.
  2. Recuerda que la práctica hace al maestro. Protegerlo del peligro no es lo mismo que sobreprotegerlo y obstruir su desarrollo.
  3. A nadie beneficia depender de alguien. Celebra todos sus intentos de independencia y cada vez lo intentará más. Todos queremos hijos exitosos en lo que ellos decidan hacer. La única manera de que se sientan seguros de sí mismos es siendo independientes.
  4. El esfuerzo siempre debe reconocerse y es necesario apoyar al niño si sufre un fracaso, diciéndole que de eso se trata la vida: de aprender y seguir intentando numerosas veces. Los mejores escritores, músicos y atletas, por mencionar algunos, han sido rechazados en múltiples ocasiones. Sólo imagina qué sería de ellos si no hubiesen tenido tolerancia a la frustración para seguir insistiendo. El bebé tiene que darse algunos sentones antes de aprender a caminar.
  5. Si ayudamos a que los niños sean agradecidos, a dar más de lo que reciben, les haremos el mayor regalo de la vida. No nos damos cuenta pero, al dar, recibimos mucho más. Un niño egoísta a la larga sufre mucho y tú quieres que tu hijo sea lo más seguro de sí mismo que se pueda, no una persona que abuse de otros o que sufra abusos.

tita_ots@yahoo.com

Psicoterapeuta familiar con especialidades en familia reconstituida, abuso emocional, autismo (síndrome de Asperger) y pareja, entre otras. Mamá de una hija y autora del libro La Segunda Vuelta: cómo casarse de nuevo y no divorciarse en el intento, así como múltiples publicaciones en revistas especializadas tita_ots@hotmail.com

Review overview
NO COMMENTS

POST A COMMENT