
Tu cuerpo hizo un gran trabajo y necesita recuperarse. Conoce los cambios físicos por los que vas a atravesar, aliméntate muy bien y déjate consentir.
Una vez pasadas las cuarenta semanas de gestación, estarás lista y más receptiva que nunca para descubrir cómo es tu bebé. Habrá mucha emoción y a la vez incertidumbre de lo que viene. Te convertirás en madre y eso, además de mucho amor, trae mucha responsabilidad.
Algunas mujeres se plantean los requerimientos de las primeras semanas con el pequeño. Sin embargo, hay otras que llegan al posparto sin saber qué va a pasar y qué pueden esperar. La mayoría de las parejas se alistan durante nueve meses para el nacimiento de sus bebés; tal vez asistan a clases de preparación para el parto o a algún curso de psicoprofilaxis perinatal. Lo que es una realidad es que, durante la espera, puede verse muy lejano el periodo de posparto, conocido médicamente como puerperio o la etapa donde los órganos internos van regresando a su lugar y la mamá pasa por una adaptación física, mental, emocional y familiar.
Las mujeres viven en el aquí y el ahora mientras están embarazadas, lo cual es una cuestión hormonal. El cuerpo se encarga de que ellas tengan la capacidad de enfocarse en sí mismas con el fin de cuidar el embarazo, así que difícilmente quieren pensar en lo que vendrá más adelante e incluso les cuesta trabajo concentrarse en cualquier tema que no esté relacionado con el embarazo, por ejemplo, el trabajo.
Si esto te ha pasado, probablemente creas que algo anda mal con tu memoria y concentración, pero no te preocupes; la realidad es que las hormonas están cuidándolos a ti y a tu bebé. Lo que más te interesa es saber todo acerca de los bebés, del desarrollo fetal semana por semana dentro de tu vientre, de la mejor alimentación durante estos meses, de los ejercicios que te ayuden a mantenerte saludable y tal vez de algún tipo de respiración que puedas practicar al momento del nacimiento. Pero del posparto probablemente te informes poco o lo mínimo indispensable.
Descifrando la cuarentena
¿Cuánto dura, en realidad, el periodo de recuperación tras el parto? En cada cultura existe un punto de vista diferente, pero en la mayoría de las sociedades se considera una cuarentena.
Laura Gutman, psicopedagoga argentina y autora de varios libros (entre ellos La familia nace con el primer hijo), lo define de la siguiente manera: “Vamos a considerar el puerperio como un periodo transitado entre el nacimiento del bebé y los primeros dos años, aunque emocionalmente haya una progresión evidente entre el caos de los primeros días –en medio de un llanto desesperado– y la capacidad de salir al mundo con un bebé a cuestas”.
Así de general puede llegar a ser y tal vez no te habías planteado ni siquiera el tiempo correspondiente. Si trabajas fuera de casa, es probable que tengas un periodo de “incapacidad” en el ambiente laboral, que varía de 42 días a 3 meses, y el término va entrecomillado por su incorrecta connotación de enfermedad. Y de nuevo las palabras de Gutman: “Los famosos cuarenta días estipulados –ya no sabemos ni por quién ni para quién– tienen que ver sólo con una histórica veda moral para salvar a la parturienta del reclamo sexual del hombre. Pero este tiempo cronológico no significa psicológicamente un comienzo ni un final de nada”.
Lo cierto es que, una vez pasada la cuarentena, se espera que la mujer vuelva a la “normalidad”. El problema es que, si no sucede esto, ella se llega a sentir realmente incapacitada para ser mamá. Pero ¿qué puedes esperar de esos primeros cuarenta días con tu recién nacido? Para evitar preocupaciones innecesarias, es muy importante informarse, tener paciencia y estar consciente y atenta a tu estado de salud.
Nútrete mejor que nunca
Aunque hayas tenido un parto vaginal totalmente natural y te sientas súper bien, los primeros días son de verdadero reposo. Lo más recomendable es que no te encargues de nada más que de amamantar a tu bebé y de tus necesidades básicas. Si fue una cesárea o un parto intervenido, más aún. Tienes que enfocarte en descansar lo más que puedas, alimentarte adecuadamente, estar hidratada y permitir que te consientan.
Tu cuerpo atravesará cambios al producir leche y estarás gastando más calorías de las que normalmente quemas por el simple hecho de amamantar, así que la alimentación cobra un papel más importante del que ya tenía en el embarazo. Aquí cuatro consejos para obtener los nutrientes que necesitas y cuidar tu salud:
- Procura consumir alimentos ricos en vitaminas y minerales (frutas y verduras) en cada una de tus comidas.
- No olvides las colaciones, o sea, los refrigerios entre comidas fuertes (por ejemplo, a mediodía y a media tarde una manzana, un yogurt, una taza de uvas o un puñado de almendras), a fin de que no te quedes muchas horas sin comer, tal como tu bebé requiere alimentarse cada tres o cuatro horas.
- Puedes comer variado, pero no ingieras nada irritante ni grasoso, sobre todo al principio. Lleva una dieta blanda y poco a poco integra alimentos más elaborados; de esta manera podrás identificar si hay algo que no le caiga bien a la digestión de tu bebé.
- Necesitas proteínas, pero no todas de origen animal. Obtenlas de las almendras, nueces, semillas de girasol, ajonjolí y cáñamo (hemp), así como de las lechadas (leche de arroz, coco o almendras). Las leguminosas (lentejas, frijoles, garbanzos, habas) aportan una muy buena proteína, particularmente en combinación con algún carbohidrato (pan integral, arroz integral o tortillas de maíz). Sin embargo, primero prueba únicamente el caldo y gradualmente intégralas a tu dieta por completo. ¿Por qué la precaución con las leguminosas? Éstas podrían producirle gases intestinales a tu bebé; por eso es recomendable hacerlo de manera paulatina.
Cuida tus senos
Especialmente en el primer mes del posparto, tus pechos estarán en continuo cambio para producir leche, por lo que es normal que sientas piquetitos y que los percibas muy pesados y en momentos calientes.
Si los tuvieras muy inflamados o adoloridos, puedes aplicar compresas de agua caliente y masajearlos con algún aceite natural (como de coco) para poder extraer algo de leche de forma manual y así descongestionarlos.
Quizá en la primera semana tengas un poco de fiebre por la inflamación de tus senos, la cual no debe exceder los 38.5ºC. Si sucede, avísale a tu médico porque podría tratarse de una infección del tejido mamario o de otro tipo de padecimiento que no esté relacionado con la lactancia.
Tus pezones no necesitan nada más que un poco de lanolina, baños de sol (10 minutos al día a través de un cristal) y cuidar la posición de agarre de tu bebé para que no les salgan grietas o se lastimen (verifica que tu pequeño cubra bien el pezón y parte de la areola al succionar). En caso de que sientas dolor cuando amamantas, es importante que contactes a una asesora en lactancia materna.
Apóyate en una doula
Es una acompañante de parto y posparto que resulta de gran ayuda. Por lo general, las doulas son mujeres que ya atravesaron el posparto, están formadas como especialistas y pueden asesorarte y darte soporte físico y emocional, además de identificar alguna situación fuera de lo normal para atenderla a tiempo.
“No se trata de ayudar con el bebé, ni de ofrecer buenos consejos, sino de acompañar la zambullida en el universo del posparto”.
Date tiempo y comprensión
Vivir el posparto “un día a la vez” ayuda a que no te abrumes tanto. Considera que es un momento de ajuste y que no será así para siempre. Día a día irás sintiendo avances y cambios, y verás cómo tu bebé crece en cada momento.
Busca tribus maternas o círculos de posparto con otras mamás, ya que el soporte de un grupo de mujeres que atraviesan por el mismo momento puede hacer la diferencia. Poco a poco irás retomando el control de tu vida, pero primero tienes que perderlo por completo para darte cuenta de que todo está bien y que eres capaz de ir construyendo un nuevo camino al lado de tu bebé. Date el tiempo de adaptación que necesites, pues cada mujer, cada bebé y cada familia son diferentes.
Cerremos con algo de Laura Gutman: “Las mujeres merecemos trabajar, merecemos ganar dinero, desarrollarnos, evolucionar y también amamantar y fusionarnos emocionalmente con nuestros bebés el tiempo que cada mamá-bebé requiera”.